Un viaje a través de los Himalayas es una de esas experiencias inolvidables y únicas. La cordillera del Everest esconde entre sus montañas, paisajes de vértigo y algunos de los países más enigmáticos e inaccesibles del mundo. Bután, más conocido como el reino de la felicidad, Tibet o Nepal, trasladan al viajero a otras épocas donde ver tradiciones milenarias, templos en los que parece que se ha detenido el tiempo y gente feliz y sencilla que parecen que continúa viviendo en el pasado.
El viajero que se decida a emprender este viaje debe saber que no va a disfrutar de hoteles lujosos y comodidades del s.XXI pero que serán imperceptibles por las experiencias que va a vivir. Las montañas de Buda, son sin lugar a dudas el escenario de una ruta que no deja indiferente a nadie. Desde Ratpanat hemos diseñado este viaje único con guía en español todo el recorrido para que el viajero no pierda ni un solo detalle.
Primera parada del viaje, Nepal:
Katmandú, la capital de Nepal es el primer destino de esta ruta apasionante. En ella visitaremos la antigua estupa de Swayambu, conocida como “El templo de los monos”. Para acceder hay que subir 365 escalones y llegaremos a los ojos de Buda que nos contemplan desde lo más alto del monumento, exactamente a trece escalones por encima de todo que representan los niveles de conocimiento que conducen al Nirvana. En Katmandú también se visitan varios barrios como el de Boudhanath dónde viven muchos tibetanos en el exilio, conocido como la pequeña Lhasa o Thamel, barrio epicentro de la industria del turismo que popularizó gracias el movimiento hippie en los años 60.
Fuera de la capital, el viajero tendrá la oportunidad de visitar otros monumentos de gran importancia para la cultura nepalí y su historia. La ciudad dormida de Kitiripur es una visita clave donde admirar a los impresionantes templos medievales que salpican la ciudad. O pueblos medievales como Bungamati y Khokana populares por los aceites que elaboran con chile y con mostaza.
Segunda parada, Tibet:
La primera parada es la ciudad prohibida de Lhasa, referente del budismo. Entre palacios y templos, el visitante no tendrá tiempo para mucho más. Un de los más representativos es el palacio de Potala, que encierra un majestuoso palacio, una escuela de dialéctica y el jardín de los Dalai Lama, así como las estancias de los consecutivos Dalai Lama. En cuanto a templos, Lhasa tiene mucho que ver. El Templo de Jokhang es el punto de peregrinación más importante del Budismo Tibetano y uno de los mayores monasterios del mundo.
Además se visitará el Monasterio de Drepung fundado en el siglo XIV. Durante una época fue el mayor monasterio del mundo, con una población de unos 10.000 monjes. Hoy en día el número de monjes ha descendido a varios centenares, pero continúa siendo un monasterio muy interesante de ver debido a que no sufrió grandes daños durante la Revolución Cultural. El Monasterio de Norbulinka es el palacio de verano del Dalai Lama, el jardín más famoso en Lhasa. Y también se accede al Monasterio de Sera para presenciar los debates dialécticos tan característicos del Budismo Tibetano a los que las autoridades sí permiten la entrada.
Fuera de Lhasa, empieza el viaje en carretera por el altiplano tibetano, un recorrido único con paisajes sobrecogedores y visitas para el recuerdo, como la ciudad amurallada de Gyantse o el monasterio de Tashilhunpo. Todo atravesando pasos a más de 4.000 metros de altitud con un objetivo, llegar con nuestros propios pies y pisar el campo base del Everest. Una experiencia única en el techo del mundo presidido por el monte Everest. Un viaje que continúa a través de los Himalayas cruzando dos puertos de montaña: Thong La pass (5050m) y Lalung La pass (5082m) con destino Katmandú.
Siguiente destino del viaje, Bután:
Tras una largo viaje por carreteras sinuosas de paisajes espectaculares, al viajero le espera uno de los vuelos más increíbles del mundo con destino Bután. En el reino de la felicidad, el primer destino es Thimpu, su capital. Entre las visitas obligadas está el “Thimphu Chorten”, monumento construido en 1974 en memoria de Su Majestad el Rey Jigme Dorji Wangchuk (1928-1972), el mirador de Kuenselphodrang presidido por una estatua de Buda de más de 50 metros y el palacio-fortaleza Tashichho Dzong.
Desde Thimpu la ruta continúa hacia el Valle del Paro, uno de los enclaves más majestuosos del país. Allí se visitarán templos como el de Jowo, uno de los más antiguos de Bhután construido en el siglo VII o la fortaleza de la ciudad de Paro, donde los viajeros tendrán la oportunidad de vestirse con los trajes tradicionales y probar el deporte nacional, el tiro con arco. En esta región nos espera una de las visitas más deseadas y agotadoras del viaje, para aquellos que quieran caminar, el ascenso al Nido del Tigre, el monasterio se enclava en un acantilado de granito a 800 metros de altitud sobre valle de Paro. Un viaje único donde se unen naturaleza, tradiciones y culturas milenarias.